lunes, diciembre 03, 2007

Cuentos de mujeres solas

Acabo de terminarlo. Bueno, no exactamente. Con el último cuento no he podido. Algunos de los anteriores me costó leerlos, pero fui disciplinada y pelín masoca y le di a la vista mientras ponía el dedo en la página siguiente con ganas de avanzar hasta el siguiente título. Pero con el último no hubo ejercicio de voluntad capaz de doblegar a la fuerza del hastío.

Algunos de los Cuentos de mujeres solas me gustaron. Más que por lo que contaban, por cómo lo contaban. Aunar en un mismo volumen firmas como las de Anton Chéjov, Oscar Wilde o Guy de Maupassant siempre suele ser garantía de calidad. Al menos en parte.

Sin embargo, tomados en conjunto, una vez digeridos los sorbitos individuales, los cuentos en cuestión adolecen de un pecado común: la imagen tópica de la mujer sola como un error de la naturaleza, una broma del destino, un castigo pseudodivino que sumerje a la condenada en un mar de tristeza infinita, en el que apenas consigue flotar gracias a la ilusión por un amor que la devuelva al estado de gracia de la visibilidad social por la vía de la pretendida estabilidad emocional que se alcanza con la compañía del maromo en cuestión.

Ay. Tomo aire. Tomo aire y me quedo con una frase que Pedro Mairal toma prestada de Shakespeare para darle fuste a su cuento "El viaje de la profesora Bellini":

"Ni el mármol ni los áureos monumentos
durarán con la fuerza de esta rima".

La palabra, querido, la palabra. Al final, sólo nos queda la palabra.

4 comentarios:

  1. Ay Noe, me encanta esto de los comentarios!!. Ante ésto de "Cuentos de mujeres solas", solo me queda añadir que es mejor estar sola que mal acompañada...habla la voz de la experiencia!
    Muaaaaaaaa

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  2. Desde luego que es mejor la soledad que la mala compañía... Besotes.

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  3. "Pero eterno será el verano tuyo.
    No perderás la gracia, ni la Muerte
    se jactará de ensombrecer tus pasos
    cuando crezcas en versos inmortales"

    "mi amor será en mis versos siempre joven"

    Shakespeare era un Grande entre los Grandes. Sin duda, existe la inmortalidad, y ésta no entiende de unguentos ni pócimas mágicas. Sólo a través de la palabra...la misma que se lleva el viento y queda prisionera entre las hojas.

    Ah...y lo de las mujeres solas. Todas necesitamos estar alguna vez solas. Estoy de acuerdo en lo que dice Lauraaaaaaaaaaaaaaaa...un besote gordo!!

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  4. Ladysteffi: me abrumas con tu conocimiento literario, con tu cita siempre presta al quite, con tu sensibilidad ya intuida... ¡¡cómo te echo de menos!!

    Besotes.

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Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

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